martes, 20 de mayo de 2008

De tardes no aprovechadas

Es curioso, como a medida que van pasando las semanas, de lo único que me arrepiento es de esos días en los que decido quedarme en casa tirado en el colchón, lo gracioso es que después de reafirmarlo continue aquí tumbado y sepa que me quedan todavía bastantes jornadas vespertinas en posición decúbito-supino.

Llama la atención como a veces aunque sepamos que algo va a suceder no hagamos nada para remediarlo... aunque ese algo no nos guste en absoluto, porque somo vagos, vaguísimos que ya me lo decía doña Carmen y aceptamos nuestro sino con una resignación que roza la desidia.

Esto podría trasladarse a otras muchas facetas de la existencia humana, yo como siempre, me refiero a las mismas y en particular a aquellas que tienen que ver con las hijas de Eva.

Porque golpes dí, pero me llevé mas, y a día de hoy me duelen mas los que salieron de mi mano que aquellos que a pesar de que sabía que recibiría encajé lo mejor que pude sin hacer absolutamente nada por esquivarlos.

Porque era así, y así tenía que pasar. Ahora me pregunto ¿Que hubiera pasado si en lugar de tan estoica resistencia, me hubiera propuesto hacerlo mejor tiempo atrás? La respuesta que me sale es la siguiente, este es el momento de empezar, ahora, mientras escribo estas líneas es cuando tengo que decir, ¡¡¡CHAVAL!!! a por todas, el mundo es tuyo etc.. etc... ¿pero sabeís que? Que voy a pensarlo mañana, mientras me tumbo por la tarde en el colchón de mi cuarto, prometido.

He dicho

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